
En la mañana del día siguiente todo cambió. Las estaciones estaban llenas de gente de diferentes razas, era una delicia comtemplar sus peinados verdaderas obras de arte, la belleza de rostros increíbles, sus vestimentas variopintas, como podeis imaginar todo un regalo para la vista y donde los raros éramos nosotros.
Tenemos que decir que en el Metro de New York hay un gran respeto para las personas mayores, es muy difícil ver a éstas viajando de pie.
Después de unos días aquí nuestra opinión es que N Y es una ciudad para todos los gustos, nadie puede aburrirse en el Metropolitan Museum, un concierto de Jazz en un club nocturno con vistas a la ciudad, un musical en Broadway, o simplemente un picnic en Central Park y un larguísimo etc.